Los que ya tenemos unos años encima hemos podido comprobar
el cómo ha venido evolucionando nuestra sociedad con el pasar de los años.
Muchas costumbres que teníamos antes, en diferentes aspectos de nuestras vidas,
las hemos ido perdiendo paulatinamente.
Por ejemplo en el aspecto religioso. Antes, uno observaba el
recogimiento con que la gente se dedicaba a la Semana Santa, en la actualidad
las personas vuelcan sus miradas hacia las diferentes playas o lugares de veraneo,
producto del bombardeo publicitario y de costumbres de otros países. Otro
aspecto puede ser nuestra forma de vestir. En los tiempos pasados las personas
se vestían recatadamente, en la actualidad y en muchos casos vemos menos trapos
sobre el cuerpo. Y en forma general ya casi estamos uniformados producto de la
venta de ropa de paca.
En cuanto el comportamiento humano, es cierto que en todo
momento y en todo lugar han sucedido acontecimientos que dejan mucho que
desear, pero ahora nuestros jóvenes y niños ven en medios escritos y
televisivos: accidentes, asesinatos, pleitos en los barrios, escenas de sexo, etc.
y todo esto como si esa fuera la vida normal y que tenemos que estar inmersa en
ella. Ya no se diga la influencia de las telenovelas en la vida familiar.
Con estos aspectos mencionados podemos ilustrar como se
produce la transculturación en los pueblos. De acuerdo con el diccionario de la
Real Academia Española la transculturación es la recepción por un pueblo o
grupo social de formas de cultura procedentes de otro, que sustituyen de un
modo más o menos completo a las propias.
Eso precisamente es lo que ha venido sucediendo todos estos
años y que las actuales generaciones no las perciben porque están inmersas en
un mundo que se cree debe ser así.
No todo lo que importamos es malo, en cuanto a costumbres se
refiere, lo malo es asumirlo todo suplantando lo propio, lo nuestro,
suplantando nuestra propia identidad como pueblo.
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